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Mtro. Alejandro Silva Antúnez

Psicólogo y Psicoanalista

(Cédula 08720770)

Atención psicológica para adultos, adolescentes y niños.

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lunes, 20 de agosto de 2012

¿Por qué nos identificamos con los superhéroes?


A lo largo de la historia, los humanos hemos creado relatos y personajes con los cuales nos identificamos, desde los mitos griegos y sus dioses, hasta los cuentos de hadas; más recientemente vemos el mismo fenómeno con las historietas que describen las hazañas de diversos superhéroes, personajes que se han popularizado aún más al ser llevados a la pantalla grande a través de espectaculares producciones cinematográficas.

Estos héroes son atrayentes para la mayoría de las personas, pues tienen fantásticas cualidades que los hacen únicos, algunos tienen súper poderes que los hacen fuertes, ágiles o les dan características sobre humanas. Otros desarrollan su potencial humano a través de aditamentos o equipos especiales que a final de cuentas los hacen prácticamente invencibles; pero además de su fuerza y capacidad extraordinaria ¿qué hace que nos enganchemos tanto con estos personajes y sus historias?

Como mencionamos, la fuerza, el poder y las virtudes que muchos de estos héroes poseen, los hacen personajes atractivos y a quienes quisiéramos parecernos, pero estas mismas características fantásticas los alejan mucho de nuestras posibilidades reales de parecernos a ellos; así que no es suficiente para explicar su encanto. De hecho, la naturaleza irreal de estos personajes y sus poderes hace evidente que las historias no están interesadas en brindar información útil acerca del mundo externo, o presentar moralejas que nos indiquen cómo comportarnos, sino que el interés está en los procesos internos (psicológicos y emocionales), que tienen lugar en un individuo.

En sus historias, estos procesos internos son externalizados y representados por distintos personajes y sus acciones, es decir que al mismo tiempo que enfrentan externamente a sus enemigos, los superhéroes son dominados por un conflicto interior en particular que intentan resolver. Los impulsos, los miedos, la culpa y demás emociones y conflictos personales de los superhéroes son compartidas con cada uno de nosotros, haciéndolos en verdad personajes muy cercanos a nuestra realidad interna.

Por ejemplo, Bruce Wayne presenta una fachada externa de playboy multimillonario y aparentemente muy seguro de sí mismo. Sin embargo, su oscuro personaje interior, Batman, está atormentado por el miedo a los murciélagos (a partir de su caída a un pozo con estos animales) y por la sensación de desamparo y soledad repetida e incrementada tras el asesinato de sus padres. 

Batman nos remite a nuestros propios miedos, dramatizado en su historia. Nos presenta una realidad interna común a todos, por ejemplo el miedo a quedar solos y ser abandonados como él lo estuvo en el pozo y también tras la muerte de sus padres. Se identifican particularmente con él personas que aparentan equilibrio, fuerza e independencia, pero que esconden un interior lastimado, con miedo y una dependencia por otros, como Bruce depende de Alfred para que lo cuide.

Otro personaje muy popular actualmente es Spiderman, un superhéroe que adquiere sus poderes  al fusionar genéticamente las habilidades de una araña. Aun así, el chico tras la máscara de araña es bastante tímido, inseguro y poco hábil socialmente. Es un buen chico, inteligente e íntegro, muy cumplido y responsable, pero que no cree tener la capacidad de sobresalir. Cuando finalmente un día se rebela, se enoja y hace lo que quiere, siente ser el culpable por el asesinato de su tío Ben.

La lucha interna del superhéroe con la que nos identificamos es precisamente la culpa, por ejemplo personas con una dificultad para equilibrar responsabilidades con placer. Hay quienes se dedican sólo a los deberes, se pierden de la diversión y se enojan; en cambio si se dedican a los placeres, se sienten culpables. Quizá personas que se someten o se enojan ante las obligaciones encuentran imágenes e historias fantásticas con Spiderman, que ponen de manifiesto su sentir interno.

Finalmente Hulk es un excelente ejemplo de lo que pasa cuando nos enojamos y perdemos el control de nuestros impulsos. En su historia, el pretexto para el conflicto interno es un fallido experimento científico, pero lo fundamental de él con lo que nos identificamos es la agresión inherente de los humanos.

Como muchos, Hulk lucha permanentemente contra su impulso agresivo, cuando es humano es tranquilo y calmado, pero cuando su enojo rebasa cierto límite, se vuelve literalmente en un monstruo verde que pierde la consciencia de sus actos y destruye todo lo que se encentra a su alrededor, cuando regresa a ser humano queda vulnerable y desnudo, arrepentido en muchas ocasiones de la destrucción que provocó ¿cuántas personas así conocemos?  En realidad su conflicto radica en usar el enojo y la agresión con fines constructivos. Entre nosotros, los deportes y otro tipo de competencias nos ayudan a este fin.

En realidad los superhéroes representan de manera fantástica los conflictos y emociones que todos tenemos, la búsqueda de identidad que vemos en ellos, es similar a la que todos vivimos conforme buscamos dar sentido a nuestras vidas. Si sólo nos quedamos esperando desarrollar los poderes sobrehumanos de nuestro superhéroe favorito para afrontar y resolver nuestros conflictos, difícilmente podremos hacernos cargo de nosotros y cambiar nuestra realidad. 

Más allá de lo fantástico de las historias, el mensaje que estos personajes transmiten es que la lucha contra las dificultades de la vida es parte natural de la existencia humana; aquello que los hace superhéroes no son sus poderes, sino el carácter y la confianza para afrontar las luchas que a cada uno le toquen. Lo conmovedor de estas historietas es que brindan la esperanza de que uno será capaz de salir adelante pese a los conflictos internos de cada quien.

lunes, 13 de agosto de 2012

La Identidad: Reflexiones sobre su formación. Parte 1


¿Qué es y cómo se forma la identidad?

Pablo Picasso
El concepto de identidad puede abordarse desde varios puntos de vista como el social, el psicológico, el filosófico o el metafísico. En este caso, el énfasis se hará desde un punto de vista psicológico con una orientación psicoanalítica, para iniciar, una definición amplia de identidad: es la experiencia subjetiva de continuidad interna en el cambio.

Erik Erickson usó el término “identidad del yo” para referirse a la igualdad persistente con uno mismo  (igualdad del sí mismo), y como un compartir constantemente algún tipo de carácter esencial con otros. Este autor señaló que la formación de la identidad es un proceso que se desarrolla durante toda la vida, es decir evoluciona junto con nosotros. Aun así, las raíces de la formación de nuestra identidad se remontan a la más temprana infancia, cuando el bebé aprende a diferenciarse de su mamá y el mundo que le rodea, y se consolida durante el periodo de la adolescencia.

La adolescencia implica muchos cambios prácticamente a todos niveles, fisiológicos, emocionales, sociales, etc. En cuanto a la identidad, el adolescente intenta integrar lo que sabía de sí mismo y de su mundo como niño, en un continuo de conocimientos pasados, experiencias presentes y metas futuras. De tener éxito en la consolidación de su identidad, logra elaborar un sentido cohesivo de sensación personal que le permite orientarse en la vida; el fracaso en esta tarea da lugar a una interpretación caótica y confusa de su personalidad y de su entorno.

Otra psicoanalista, Phyllis Greenacre, señaló que el sentido de identidad siempre implica algún tipo de relación con otros, puesto que incluye la comparación y el contraste con los demás, es decir, conocer y asimilar las diferencias y similitudes con aquellos que nos rodean. También hizo énfasis en los aspectos corporales de la identidad; planteó un continuo de desarrollo de la identidad a partir de 1) la imagen corporal que el niño adquiere, 2) la imagen de sí mismo que ya incluye atributos como sexo, género, expectativas, y termina en 3) el desarrollo de la identidad.

Donald Winnicott, un importante psicoanalista de niños nacido en Inglaterra, destacó la importancia de la autenticidad como factor integral de la identidad. Él estudió la conducta y desenlace de bebés en interacción con sus madres y descubrió que un factor fundamental para el buen desarrollo de la identidad, es la capacidad de la madre (o quien funge como tal) para interpretar adecuadamente las necesidades y expresiones del bebé.

Básicamente Winnicott refiere que las expresiones como gestos, llanto, movimientos, jadeos, balbuceos, etc., del bebé, son expresiones naturales y por ello son manifestaciones auténticas del infante. Si la madre logra ser empática con estas expresiones, es decir descifrar la intención de ellas y proveer al bebé del apoyo necesario para satisfacerlo adecuadamente, el bebé poco a poco desarrolla confianza tanto en sus deseos de expresión, como en el medio en que se desarrolla, a final de cuentas la madre facilita que el bebé conecte lo que siente en su cuerpo como impulso auténtico, y lo que piensa o siente en su mente, facilitando el camino para una integración del si mismo, tanto corporalmente, como psicológicamente.

Si en cambio, la madre interpreta las necesidades del bebé basándose en sus propios miedos, expectativas o necesidades, el bebé pierde la oportunidad de enlazar sus expresiones auténticas, con sus deseos propios, y en cambio se “somete” a los de la madre. 

Por ejemplo, una madre que se angustia por el llanto de su bebé y siempre le da un chupón o pecho para calmarlo, limita de esa forma la libre expresión de los deseos del niño, quien siempre recibe alimento ante toda expresión de disgusto. De esta forma el bebé no logra comprender y conectar lo que le sucede internamente, pues no tiene la madurez, ni el sostén externo para lograrlo; así se genera en el bebé lo que Winnicott llamó un “falso sí mismo”, que implica una incapacidad para observarse a sí mismo y reconocer y/o distinguir entre sus necesidades, afectos y deseos de aquellos de los demás.


Bibliografía.

Salman Akhtar, M.D. “Identidad y Difusión de la Identidad” en GRADIVA, Revista de la Sociedad Psicoanalítica de México, Número 2, Volumen IV.

martes, 7 de agosto de 2012

¿Por qué los ataques de euforia?

Para ir al original, hag click aquí.
Extracto de Yahoo! Respuestas a la siguiente pregunta:

¿Por qué los ataques de euforia?

Alguien sabe ¿por qué se suscitan los ataques de euforia?

Yo a veces los tengo, se siente súper bien, siento que todo a mi alrededor tiene movimiento, me siento súper sociable, le hablo a toda la gente, siento mucha creatividad y que puedo poner atención 100% a lo que yo quiera, siento ganas de reírme con toda la gente y puedo ver todas las cosas con mas detalle. 

Puf, se siente súper. En esos momentos le puedo hablar a cualquier chica sin ningún miedo, puedo hacer plática de cualquier cosa que se me venga a la mente sin siquiera bacilar que sea tonto o incongruente y hacer de eso lo más chistoso e interesante que se imaginen. 

La gente inclusive se siente atraída por mí. Grrr se siente súper. Es como la película de Sin Límite; quisiera ser así todos los días, sería la persona mas popular de la escuela, un súper hijo, un súper alumno, sería casi todo perfecto.

Respuesta.

Lo que describes quizá se refiere a episodios hipomaniacos, estos se caracterizan por crestas en el estado de ánimo de una persona durante los cuales se siente capaz de realizar casi cualquier proeza, siente mucha euforia y felicidad casi desproporcionada a su estado normal de ánimo, e incluso puede llegar a caer en excesos como beber, gastar, o comprometerse en asuntos que normalmente no participaría.

Neurológicamente sucede por un desequilibrio en el balance químico del sistema límbico del cerebro. En casos donde resulta necesario, suele tratarse con medicamentos a base de litio que regulan el estado de ánimo, haciéndolo menos volátil.

Psicodinámicamente (como proceso emocional y mental) surge como respuesta a estados de ánimo depresivos que son negados temporalmente. Usualmente el grado de euforia sentido es proporcional al grado de depresión con el que se está intentando lidiar, es decir que a mayor grado de depresión, es mayor la cresta de hipomanía y euforia sentida en respuesta.

La negación de la depresión, ya sea de forma consciente o inconsciente, es el principal motor de dichos estados. La forma de confirmar o descartar el estado hipomaniaco depende de lo cíclico que sea su manifestación, es decir, si aparece de forma intercalada con otros estados como angustia, enojo o tristeza, se puede considerar la presencia de la hipomanía. 

También se descarta si hay una explicación bioquímica que lo explique mejor, ej. Consumo de drogas, cambios hormonales (periodo, adolescencia, menopausia), medicamentos. Lo recomendado si son estados hipomaniacos, es tratamiento psicológico y/o psiquiátrico que ayuden a estabilizar el estado de ánimo, y a resolver el conflicto depresivo subyacente. 


Para ir al original, hag click aquí.

miércoles, 1 de agosto de 2012

¿Por que a veces cuando se deja una relacion hay insultos e intentos de desmoralizar a una de las partes?


Extracto de Yahoo! Respuestas,
Para ver el original, sigue este enlace.

¿Por que a veces cuando se deja una relacion hay insultos e intentos de desmoralizar a una de las partes? ¿Es normal que hayan insultos? ¿Por qué se produce esta situación? Si no quieres a alguien le deseas suerte y ya ¿no? Alguien que me explique gracias.




RESPUESTA


Obtenida de grupogayosso.com
Hay varias posibilidades, en general las despedidas son difíciles. Existen personas que afrontan los sentimientos asociados al terminar una relación, evadiendo o negando; es decir, parece que no les afecta ni importa.

Siempre que hubo un vínculo estrecho entre dos personas, las despedidas duelen, por lo que es llamativa esa reacción. Otra posibilidad, relacionada con tu pregunta, es que para sentir que pueden separarse y dejar a la pareja, muchas personas necesitan enojarse, insultar, devaluar, etc. A fin de cuentas "destruir" lo valioso que se quería del otro con la intención de "no extrañarlo".

En resumidas cuentas, en apariencia es más sencillo dejar algo que no sirve, a dejar algo valioso que se ha perdido. En realidad lo que resulta difícil de las separaciones para las personas es deprimirse por lo que se ha dejado atrás.

Esta depresión "sana" implica un reconocimiento del valor de la otra persona que no estará más a nuestro lado, y de lo que nosotros mismos ganábamos en esa relación. Además se considera sana cuando hay un juicio más o menos justo sobre la responsabilidad que uno tuvo para que la relación no funcionara más.

El otro extremo al que inicié (negación) es la melancolía, que es una depresión patológica donde el sentimiento es básicamente el haber perdido una parte de uno mismo con la separación de pareja; esta sensación revuelca al sujeto en su propio dolor y lo incapacita para poner su tiempo, esfuerzo y energía en otras cosas, personas o actividades.

Cuando termines con alguien que se enoja tanto, insulta y lastima, quizá será más acertado preguntarte por qué teme tanto deprimirse.