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Mtro. Alejandro Silva Antúnez

Psicólogo y Psicoanalista

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Atención psicológica para adultos, adolescentes y niños.

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sábado, 1 de marzo de 2014

¿Qué expresa el concepto de sexualidad para Freud?

Por supuesto que el concepto de sexualidad abarca un sinfín de acepciones y puede abordarse desde muy diversos puntos de vista, sea desde la  biología, la sociología, antropología, etc.  Inclusive dentro del campo de conocimiento del psicoanálisis, acerca de la sexualidad tendrá cada corriente psicoanalítica tiene mucho que decir y aportar, pero a continuación busco 1) especificar qué es la sexualidad en psicoanálisis siguiendo a Freud, 2) presentar algunas de las evoluciones del término en la obra de Freud.

Hay que entender que el psicoanálisis desarrollado originalmente por Freud ha sido desde entonces complementado, corregido y aumentado, iniciando por las revisiones que Freud mismo hizo a su obra a lo largo de su vida. El pansexualismo atribuido al psicoanálisis existe, pero entendiendo la sutileza, complejidad y desarrollo del concepto bajo la perspectiva psicoanalítica, no bajo la perspectiva biológica o social, ni ninguna otra.



La sexualidad inició su camino psicoanalítico muy al inicio de las tesis de Freud sobre la histeria, incluso previo a 1900 y "La Interpretación de los Sueños", descubrió un vínculo entre sexualidad y la formación de síntomas conversivos de dichas pacientes histéricas (en su mayoría eran mujeres). 

Inicialmente Freud sostenía que a partir de experiencias sexuales reales de las pacientes, se reprimía el recuerdo (pensamiento) del evento, pero el afecto ligado a dichas experiencias se mantenía. 

Como dicho afecto ya no estaba ligado a la idea de la experiencia sexual reprimida, quedaba "libremente flotante" y era transformado en angustia. Este afecto sin ligadura originaba los síntomas  histéricos, ya fuese en forma de fobia, conversión o angustia simple.

Para Freud los síntomas de la histérica representaban, poniendo en acción (conversión), o desplazando en otras cosas (fobia), la experiencia sexual reprimida, por ejemplo  véase el Caso Dora.

Más adelante Freud descubrió que no sólo los síntomas de las histerias  seguían este camino, también las obsesiones y algunos otros síntomas (neurosis) tenían un origen en experiencias sexuales reprimidas. Inclusive llegó a pensar que el abuso sexual a menores era mucho más extendido en la sociedad de lo que se reconocía públicamente. 

Luego entendió que no era necesaria una experiencia sexual real para generar la histeria en cualquiera de sus formas, o para provocar los más extremos síntomas obsesivos, sino que la fantasía tenía el mismo efecto emocional y psíquico para lo inconsciente que una experiencia real,  es decir que bastaba el deseo y fantasía sexual Edípica para formar los síntomas neuróticos, y que de hecho las neurosis, con todos sus síntomas y el sufrimiento que conlleven, defendían al paciente de hacer conscientes dichos deseos, por ejemplo véase el Caso Juanito.

Es hacia este momento que la sexualidad cobra la importancia y universalidad que tiene en el psicoanálisis. Adquiere el estatuto de un impulso original básico cuya meta es la búsqueda de placer, la descarga de energía psíquica sobre un objeto (Otro) con el cual se establece un vínculo. Se describe el Complejo de Edipo, basándose en esta nueva conceptualización de sexualidad, por ejemplo véase el Complejo de Edipo.

Ya no se trata mas de la sexualidad como comúnmente se le entendía, asociada a los genitales o al coito, tampoco se limita a una realidad concreta, se conceptualiza como un deseo de unión, de vínculo; una energía.  Así la sexualidad se transforma en la piedra angular del psicoanálisis, fuente y sinónimo de la pulsión de vida, motor del psiquismo de los sujetos. 

Más adelante en la obra de Freud este describe cómo la sexualidad, ahora entendida como una fuerza en búsqueda de vínculos, también determina distintos modos de relación del sujeto con su medio y sus objetos a lo largo del desarrollo psíquico y sexual. La forma de vinculación dominante en determinado punto del desarrollo depende de la etapa psicosexual correspondiente. Freud describe las etapas psicosexuales Oral, Anal, Fálica, Latencia y Genitalidad.

















En cada etapa la sexualidad se refiere al tipo de relación que el sujeto establece con sus objetos. La etapa es una metàfora de la dinàmica que existe en la relación, la función que cumple el objeto, y el uso que el sujeto le da. Por ejemplo, una sexualidad Oral no se refiere específicamente al predominio del sexo oral (felatio), sino a un tipo de relación que busca llenar vorazmente un vacío propio a través de "devorar" al otro, no se toma en consideración a los demás en la experiencia de satisfacción. 


Dentro del marco del desarrollo, observamos este tipo de sexualidad y vínculo en bebés e infantes pequeños, siendo la relación con la madre, su pecho y la leche, el modelo de relación oral. Sin embargo, debido a deficiencias por frustración excesiva, gratificación excesiva o trauma, este tipo de vínculo y sexualidad puede quedarse "fijada" en personas adultas, quienes seguirán patrones de relación e interacción de este tipo. Por ejemplo véase el Caso del Hombre de las Ratas.

Si bien en cada uno de nosotros dominan ciertos rasgos y características de estas formas de sexualidad y vínculo, en general podemos ser flexibles y utilizar distintas formas de relacionarnos y funcionar a nivel psíquico. Cuando esta flexibilidad se ve limitado o impedida, se hacen evidentes los signos de fijaciones, es decir de conflictos en la sexualidad a nivel psíquico.

Son esta serie de conflictos en la sexualidad a nivel psíquico de las que el psicoanálisis da cuenta y ofrece tratar. Es en estos conflictos con la sexualidad infantil (en el sentido de lo expuesto anteriormente) dónde Freud y sus seguidores descubrieron el funcionamiento de lo inconsciente, y es en dicho nivel dónde el psicoanálisis tiene sus efectos como forma de tratamiento, ayudando a desanudar los conflictos sexuales inconscientes. Véase ¿Qué es el psicoanálisis?