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Mtro. Alejandro Silva Antúnez

Psicólogo y Psicoanalista

(Cédula 08720770)

Atención psicológica para adultos, adolescentes y niños.

Datos de Contacto:

Celular: (04455) 1361 4577 (preferente)

Consultorio: (55) 6647 5665 (recados)

Correo electrónico: alejandro.silvaan@gmail.com

Horario:

Lunes a Viernes de 8AM a 9PM

Sábado de 8AM a 2PM

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Cd. Satélite, Naucalpan.

sábado, 23 de agosto de 2014

La Adopción: Más que un trámite legal

La adopción se refiere a la creación de un vínculo de parentesco entre dos personas, se crea una relación de paternidad o maternidad hacia un menor. La creación de dicho vínculo puede tratarse desde distintos puntos de vista, por ejemplo el jurídico que establece la normativa sobre los trámites de adopción, regula los derechos y obligaciones de los interesados, etc.

Sin embargo, la adopción implica más que un trámite burocrático y legal, desde otra perspectiva la creación de un vínculo filial-parental requiere de capacidad emocional y psicológica por parte de los padres adoptantes para recibir a un nuevo hijo, así como del adoptado para adaptarse y desarrollarse en un nuevo entorno.

El escenario específico que lleva a una pareja a tomar la decisión de adoptar es muy variado, aun así es frecuente que la dificultad o imposibilidad para concebir biológicamente o llevar a término un embarazo, lleve a la pareja a optar por la adopción de un menor. Si este es el caso, hay que tener presente que la pérdida de funciones biológicas también conlleva un proceso de duelo que trae consigo sentimientos de enojo, tristeza antes de llegar a la aceptación.

Es importante que la pareja tenga conciencia de los sentimientos y fantasías que emergen en ellos ante la pérdida de la posibilidad de tener hijos biológicos, esto supone una herida que poco tiene que ver con la capacidad de ser mamá o papá en el sentido de la crianza de un hijo, pero que  muchas veces genera miedo, culpa y enojo hacia la pareja.

Durante el duelo por la pérdida de esta función biológica, surgen dudas y fuertes cuestionamientos acerca de la capacidad de uno para ser padre, se siente vergüenza por sentir la pérdida como una incapacidad ante algo que “uno debería poder hacer”, surge enojo y hacemos reclamos a la pareja a la que en realidad están dirigidos a nosotros mismos. Conforme elaboramos todas estas emociones, podemos comenzar a tener nuevas esperanzas de ser padres y sentimos posible reparar el daño que inicialmente sentimos haber sufrido.

Cuando la decisión de adoptar surge como consecuencia del proceso de duelo, es el resultado del deseo de ser padres, y no como remedio o escape para la frustración, dolor y/o enojo que la pérdida provoca. La diferencia entre una u otra alternativa es enorme, en el primer caso tiene que ver con la esperanza y rescate de nuestro profundo deseo de tener un hijo, mientras en el segundo tiene que ver con el deseo de quitarnos un dolor.

Si bien todo aquel que está por convertirse en mamá o papá tiene una conglomeración de sentimientos, deseos, miedos e ideas sobre lo que le espera en su experiencia como padre y sobre cómo será su hijo/a, en el caso de los padres adoptivos dicha conglomeración suele estar más próxima a la superficie de la consciencia. Usualmente los padres adoptivos tienen la opción de elegir el sexo del menor, pero junto con esa certidumbre se agolpan un montón de dudas sobre la apariencia del niño, su origen, su estado de salud, etc.

Cuando por fin se recibe al menor en casa inicia el periodo de acoplamiento. El vínculo afectivo es algo que se construye, no está dado de inicio. Inicialmente sólo tenemos el deseo, las ganas y esperanzas de ser padres, con eso arropamos al menor y todo ello, las dudas y anhelos,  se van comprobando o descartando con la realidad del menor que tenemos ante nosotros, aprendemos a conocerlo y a conocernos en una nueva faceta.

Es importante recordar que habrá ambivalencia en nosotros, es decir tanto sentimientos lindos de reconocer, como sentimientos difíciles de reconocer hacia el bebé y hacia nosotros mismos, pero hay que tener en claro que esto no es exclusivo de los padres adoptivos, también los padres biológicos los tienen hacia sus bebés.

Conforme vayamos conociendo a nuestro hijo y confiando cada vez más en nuestra capacidad para cuidarlo, podremos ir apropiándonos del rol de mamá o papá que tenemos hacia él y del mismo modo el bebé se irá sintiendo integrado y apegado a nosotros. La edad del menor que hayamos adoptado es un factor importante a considerar dentro del proceso de adaptación, estar bien informados acerca de las características y desarrollo de niños de su edad puede servir como referencia para entender si presentan cierto tipo de ansiedad o son particularmente reactivos a cierto tipo de conflictos.

Tener preparado un espacio para recibir al niño como puede ser haber preparado y acondicionado su cuarto, tiempo en nuestro día para estar con él, atenderlo, etc., es una de las maneras prácticas de ir preparando igualmente un espacio en nuestras mentes y emociones para el menor. En la medida en que pensamos en él o ella y sus necesidades, en preparar o comprar cosas que puedan gustarle, planear actividades o formas en que pueda estar bien cuidado, nos va preparando para pensar y tener en consideración las necesidades del nuevo integrante de la familia.

Preparar a nuestros amigos y familiares cercanos para la llegada del niño también es importante, si conseguimos que las personas que nos respaldan y que son importantes para nosotros también estén ilusionadas con la llegada de un nuevo hijo, muy posiblemente puedan ayudarnos a nosotros y al bebé a sentirse queridos, aprobados e identificados.


Si todo el proceso de adopción es predominantemente placentero y representa para nosotros la posibilidad de cumplir el anhelo de ser padres para un hijo/a, lo más probable es que no tengamos problemas para hablar abiertamente acerca de la adopción, tanto con nuestro hijo, como con las personas alrededor de nosotros. Cuando el proceso de adopción o lo que esto representa para nosotros resulta conflictivo, doloroso, vergonzoso, etc., es cuando surgen problemas y conflictos para hablar con veracidad sobre ello con nuestro hijo o con los demás. Tras revisar primeramente qué conflictos emocionales puede representarnos la adopción a nivel personal, entonces podremos hablar de ello libre y naturalmente con nuestros hijos. 

miércoles, 23 de julio de 2014

Nuevo Sitio

Te invito a visitar mi nuevo sitio de Internet http://alejandrosilva.mx donde podrás encontrar toda la información actualizada sobre mi consultorio, dirección y datos de contacto. También seguiré publicando los artículos del blog en el nuevo sitio. Gracias

miércoles, 25 de junio de 2014

Psicología del Fútbol. Parte 1

Con motivo del inicio de la Copa Mundial de Fútbol  2014 que se lleva a cabo en Brasil, recibí la amable invitación a participar en el programa de Su Médico Radio que se transmite los domingos a las 10 AM a través de 102.5 MVS, para comentar acerca de las emociones que se despiertan con motivo de este deporte en particular. 


A continuación está el vínculo a través del cuál se puede acceder al podcast de la transmisión. Asimismo aprovecho este blog para ampliar algunos de mis comentarios durante la transmisión.



¿Por qué el fútbol es un fenómeno emocional además de ser un fenómeno deportivo?

El fenómeno del fútbol se puede abordar desde al menos dos perspectivas. La primera es tomando en cuenta al individuo y lo que a este le mueve emocionalmente el fútbol, se trata de determinar qué representa para dicha persona el fútbol. La segunda perspectiva es considerando a este deporte como un fenómeno social, de masas y por lo tanto lo que representa a nivel cultural este fenómeno deportivo .

Como acontecimiento social el fútbol cobra su fuerza a partir del fenómeno de la identificación. Por ejemplo, en la Copa Mundial de Fútbol hay 32 selecciones que representan a sus respectivos países. Ahí es muy claro el primer punto de identificación entre los habitantes de un país y la selección que los representa, si yo soy mexicano posiblemente haya un grado de identificación mío con los jugadores que me representan en el torneo. 

Una vez que se establece una identificación crea un vínculo, es decir un lazo emocional. A mayor grado de identificación, mayor es el afecto que nos une. En principio es como si esos jugadores fueran una especie de avatar de nosotros mismos, y en la medida en que compartimos una serie de características con ellos y nos identificamos casi podemos sentir como si nosotros mismos estuviéramos participando en el torneo y jugando sobre la cancha , es decir vivir como propias las emociones que ellos nos están reflejando.

Sin embargo es importante señalar que la identificación no necesariamente se da gracias a las características reales que podamos compartir con alguien, sino que de hecho resultan más importantes las características que imaginamos, suponemos o deseamos que tengan. Siguiendo el ejemplo anterior sobre la identificación de un aficionado con la selección de fútbol de su país, podríamos decir que  el que sean de nuestro mismo país sólo es el punto de partida para que podamos proyectar y depositar en los futbolistas una serie de ideales que nos pertenecen a nosotros. 

Explicado de otro modo, los futbolistas representan un ideal para nosotros porque de hecho somos nosotros quienes deseamos verlos idealizadamente. Que sean un ideal quiere decir dos cosas, por un lado que son una idea, una fantasía. Por el otro lado quiere decir que son una aspiración, algo que no de hecho existe. Son una idea que nosotros construimos acerca de ellos, y son aspiracionales de acuerdo con nuestros ideales. 

Esta última consideración es la que funciona como bisagra que une lo social y lo individual. Cada quien proyecta en los futbolistas y el deporte distintos aspectos de sí mismo y de sus ideales con los que luego se identifica, cuando hay un consenso dentro de una masa de personas sobre quienes van a representar sus ideales, se da el fenómeno social. 

El fútbol, como muchos otros deportes, se presta a representar por sus características una serie de conflictos e ideales humanos que favorecen que un amplio número de personas proyecte, sobre sus figuras mediáticas más conocidas, sus propios conflictos e ideales. Por ejemplo, el fútbol es un deporte de contacto, se necesita de la agresión para lograr el objetivo de anotar goles en la portería contraria, al tiempo que se evitan en el arco propio. La agresión es un impulso inherente a los seres humanos, pero que cuando tiende a la destructividad, es altamente penado; el fútbol regula su uso y le transforma para tener un propósito útil y deseable.

El fútbol es una condensación de distintos aspectos de la vida cotidiana, en él se ponen en juego no sólo un balón y 22 jugadores, sino una amplia gama de comportamientos, conflictos y soluciones que fácilmente sirven como espacio de carga y descarga para aficionados y futbolistas. 

martes, 20 de mayo de 2014

Abuelas que cuidan a sus nietos

En nuestra cultura y a lo largo de distintas generaciones, la figura de las abuelas ha tenido mucha importancia en la crianza de los niños en las familias. Que ellas participen en la educación de sus nietos tiene mucho sentido, en primer lugar porque al ser familiares directos de ellos, se favorece que exista un gran cariño desde el nacimiento de estos que ayuda a establecer un buen vínculo desde que son bebés. En segundo lugar porque tienen la experiencia de haber sido mamás.

El grado de participación que las abuelas tienen en la crianza de los nietos varía de acuerdo al contexto, puede que su intervención en la educación sólo sea parcial, por ejemplo como un apoyo cuando los padres tienen que trabajar, o puede que asuman completamente la responsabilidad sobre su cuidado. Cualquiera que sea el caso, hay algunos puntos que son importantes tomar en cuenta cuando las abuelas asumen esta responsabilidad.

Uno de los aspectos importantes a considerar es la razón por la cual las abuelas toman parte en la educación de los pequeños. Puede ser que su participación sea solicitada por los papás de los nietos, o que ellas sean quienes deseen formar parte en la crianza de estos y asumir las funciones de cuidadoras. En cualquier caso resulta fundamental para el bienestar de todos, y principalmente de los nietos, que la decisión sea consensuada y acordada entre los adultos.

Los principales conflictos que pueden surgir cuando las abuelas se hacen cargo de los nietos, aunque sea por unas cuantas horas a la semana, tienen que ver con los desacuerdos que existen entre los adultos, es decir entre las abuelas y los padres de los niños. Generalmente existen desacuerdos cuando alguna de las partes se siente tratada injustamente por la otra, o cuando alguno se toma atribuciones que el otro siente que no le corresponden.

Por ejemplo, las abuelas pueden sentirse molestas o incómodas si sienten que son utilizadas como nanas por sus hijos, es decir que recurren a ellas sólo “por conveniencia” cuando no hay quien se haga cargo de los nietos. En muchas ocasiones esto puede ser favorecido porque los padres (papás y mamás) de los nietos, pese a ser adultos independientes, siguen mantienendo relaciones de cierta dependencia respecto de ellas, de alguna manera siguen convencidos a nivel emocional de que sus mamás deben resolver por ellos sus necesidades, incluyendo en este caso, hacerse cargo de los nietos cuando sea necesario. Por supuesto, el sentimiento de las abuelas puede complementar la situación, puede que ellas mismas sientan o incluso favorezcan relaciones de dependencia respecto a sus hijos adultos, poniéndose a ellas mismas a disposición de ellos para cuidar a los nietos. 

Sin embargo, cuando las abuelas sienten molestia o enojo por sentir de alguna forma injusta la relación, pueden surgir en ellas sentimientos de culpa, es decir que pueden sentirse mal consigo mismas por sentir molestia de cuidar a los nietos. Es importante distinguir qué es lo que les causa enojo, cuidar a los nietos, o algo relacionado con los papás de estos. Ambas razones son igualmente válidas, ninguna de ellas significa que no quieran a los nietos o a sus hijos, y en todo caso es importante reconocer y aceptar el posible enojo ya que puede ayudar a resolver el conflicto entre adultos, o a decidir que la relación con los nietos será mejor si no son ellas las responsables de su cuidado, sino sólo se visitan por placer.

Sobre los acuerdos necesarios en cuanto al estilo de educación, las reglas y los permisos a los nietos, lo más importante es tener todo el tiempo en mente el bienestar de los pequeños, es nuestra función como adultos procurar las mejores condiciones posibles para que ellos crezcan y se desarrollen. Si bien la principal responsabilidad recae sobre los padres del niño, cuando la abuela forma parte de su educación también se vuelve responsable por ellos y también se vuelve su responsabilidad buscar el mejor ambiente posible para sus nietos. 

Para que este ambiente funcione, es fundamental que todos aquellos adultos involucrados en la crianza, se pongan de acuerdo entre ellos, resuelvan sus conflictos personales y los que surjan entre adultos para que los niños no se sientan confundidos con mensajes o reglas contradictorias, o contrariados por sentir que deben elegir entre sus padres o abuelas.

martes, 1 de abril de 2014

Miedo al amor

Suele llamarse "miedo al amor" al sentimiento de rechazo que se tiene hacia la idea y al establecimiento de relaciones de pareja que involucren emociones profundas. Aunque el miedo al amor puede abarcar el rechazo a cualquier tipo de relación profunda, ya sea con amistades o incluso con la familia, el término suele emplearse para referirse a las relaciones de pareja.

Puede parecer difícil de creer que alguien tenga miedo a una emoción tan valorada como es el amor; sin embargo, hay que precisar que a lo que, verdaderamente, temen las personas al involucrarse en una relación amorosa es al surgimiento de emociones y sentimientos intensos que no son fáciles de manejar.

Conforme vamos profundizando nuestras relaciones de pareja, surgen grandes expectativas sobre la otra persona y la relación en sí; se ponen en juego muchos de nuestros temores, de nuestros deseos de ser aceptados y queridos, entre otros.  Y no sólo nosotros nos sentimos así, también en la otra persona comienzan a intensificarse estos sentimientos. Conforme aumenta la cercanía y la confianza, comienzan a surgir expectativas de nuestra pareja hacia nosotros mismos relacionadas con muchos de sus  temores, deseos de aceptación y cariño, etc.

Esta combinación de emociones recíprocas, pueden generar una situación muy intensa emocionalmente que, al mismo tiempo, puede combinarse con una serie de factores que la hacen aún más difícil de manejar e, incluso, tolerar como, por ejemplo:

Experiencias dolorosas. 
Cuando alguien ha tenido una o varias experiencias amorosas dolorosas en el pasado, los sentimientos que quedan tras ellas continúan apareciendo como fantasmas en nuestras nuevas relaciones, haciendo que debamos enfrentar un doble reto: el de resolver los residuos pendientes de nuestro pasado y el afrontar las dificultades de nuestras relaciones actuales o futuras. En estos casos, primero hay que resolver y cerrar los conflictos pasados para liberarnos de ellos y poder involucrarnos nuevamente con alguien.

Inseguridad y necesidad de aceptación. 
Aunque puede resultar paradójico, muchas veces las personas que suelen negarse más rotundamente a establecer relaciones afectivas, son aquellas que más necesidad tienen de ser aceptadas. Esto sucede cuando su necesidad de aceptación y cariño se conjuga con inseguridad respecto a su persona; el resultado es un gran miedo a "abrirse" ante los demás por la certeza interna (a causa de la inseguridad) de que serán rechazados.

Como estas personas piensan y sienten que serán rechazados, deciden no tomar "riesgos" y  evitan relacionarse con otros. Suelen ser susceptibles a la crítica y si no resuelven su conflicto de desconfianza e inseguridad, generalmente terminan estando solas o aceptando relacionarse con parejas que no les satisfacen del todo y en relaciones no siempre sanas con tal de sentirse aceptados.

Miedo a sí mismos. 
En muchas ocasiones la principal resistencia a involucrarse en una relación amorosa proviene del temor a los sentimientos y características personales que surgen al estar con alguien. Emociones como los celos, la sensación de dependencia, la necesidad de control, etc., suelen adquirir mayor intensidad cuando nos vinculamos con una persona. Si no nos sentimos capaces de tolerarlos y resolverlos, estos sentimientos se convierten en problemas.

También en estos casos, el miedo al amor es la consecuencia del temor a emociones que aparecen colateralmente en las relaciones. Estos sentimientos (celos, dependencia, etc.), son los que evitamos sentir en nuestro interior, y si nuestro rechazo hacia éstos es demasiado profundo, muchas veces evitamos ponernos en situaciones que los puedan desencadenar.

Lo importante es comprender que los sentimientos que tenemos al involucrarnos con una persona nos pertenecen a nosotros, y en la medida en que los reconozcamos como propios, podremos entenderlos y controlarlos. Si somos inseguros, enojones, celosos o dependientes, lo seremos con o sin pareja.

La presencia de estos sentimientos dentro de nosotros no son culpa de nuestra pareja sino de conflictos personales que cada quien debe atender y resolver. Y en caso de que sí sean provocados por nuestras relaciones o parejas, entonces debemos preguntarnos si queremos mantener esa relación o si podemos hacer algo para resolverlos.

Asimismo, es sabido que aquellas personas que son más importantes y significativas para nosotros, son también aquellas que más podrían lastimarnos con alguna palabra o actitud específica; no obstante, evitar tener personas y relaciones significativas por evitar salir lastimados también nos quita la oportunidad de amar y ser amados, de disfrutar la cercanía y confianza con alguien que queremos y la ocasión de despertar en nosotros mismos las emociones más ricas y bondadosas que tenemos.

sábado, 1 de marzo de 2014

¿Qué expresa el concepto de sexualidad para Freud?

Por supuesto que el concepto de sexualidad abarca un sinfín de acepciones y puede abordarse desde muy diversos puntos de vista, sea desde la  biología, la sociología, antropología, etc.  Inclusive dentro del campo de conocimiento del psicoanálisis, acerca de la sexualidad tendrá cada corriente psicoanalítica tiene mucho que decir y aportar, pero a continuación busco 1) especificar qué es la sexualidad en psicoanálisis siguiendo a Freud, 2) presentar algunas de las evoluciones del término en la obra de Freud.

Hay que entender que el psicoanálisis desarrollado originalmente por Freud ha sido desde entonces complementado, corregido y aumentado, iniciando por las revisiones que Freud mismo hizo a su obra a lo largo de su vida. El pansexualismo atribuido al psicoanálisis existe, pero entendiendo la sutileza, complejidad y desarrollo del concepto bajo la perspectiva psicoanalítica, no bajo la perspectiva biológica o social, ni ninguna otra.



La sexualidad inició su camino psicoanalítico muy al inicio de las tesis de Freud sobre la histeria, incluso previo a 1900 y "La Interpretación de los Sueños", descubrió un vínculo entre sexualidad y la formación de síntomas conversivos de dichas pacientes histéricas (en su mayoría eran mujeres). 

Inicialmente Freud sostenía que a partir de experiencias sexuales reales de las pacientes, se reprimía el recuerdo (pensamiento) del evento, pero el afecto ligado a dichas experiencias se mantenía. 

Como dicho afecto ya no estaba ligado a la idea de la experiencia sexual reprimida, quedaba "libremente flotante" y era transformado en angustia. Este afecto sin ligadura originaba los síntomas  histéricos, ya fuese en forma de fobia, conversión o angustia simple.

Para Freud los síntomas de la histérica representaban, poniendo en acción (conversión), o desplazando en otras cosas (fobia), la experiencia sexual reprimida, por ejemplo  véase el Caso Dora.

Más adelante Freud descubrió que no sólo los síntomas de las histerias  seguían este camino, también las obsesiones y algunos otros síntomas (neurosis) tenían un origen en experiencias sexuales reprimidas. Inclusive llegó a pensar que el abuso sexual a menores era mucho más extendido en la sociedad de lo que se reconocía públicamente. 

Luego entendió que no era necesaria una experiencia sexual real para generar la histeria en cualquiera de sus formas, o para provocar los más extremos síntomas obsesivos, sino que la fantasía tenía el mismo efecto emocional y psíquico para lo inconsciente que una experiencia real,  es decir que bastaba el deseo y fantasía sexual Edípica para formar los síntomas neuróticos, y que de hecho las neurosis, con todos sus síntomas y el sufrimiento que conlleven, defendían al paciente de hacer conscientes dichos deseos, por ejemplo véase el Caso Juanito.

Es hacia este momento que la sexualidad cobra la importancia y universalidad que tiene en el psicoanálisis. Adquiere el estatuto de un impulso original básico cuya meta es la búsqueda de placer, la descarga de energía psíquica sobre un objeto (Otro) con el cual se establece un vínculo. Se describe el Complejo de Edipo, basándose en esta nueva conceptualización de sexualidad, por ejemplo véase el Complejo de Edipo.

Ya no se trata mas de la sexualidad como comúnmente se le entendía, asociada a los genitales o al coito, tampoco se limita a una realidad concreta, se conceptualiza como un deseo de unión, de vínculo; una energía.  Así la sexualidad se transforma en la piedra angular del psicoanálisis, fuente y sinónimo de la pulsión de vida, motor del psiquismo de los sujetos. 

Más adelante en la obra de Freud este describe cómo la sexualidad, ahora entendida como una fuerza en búsqueda de vínculos, también determina distintos modos de relación del sujeto con su medio y sus objetos a lo largo del desarrollo psíquico y sexual. La forma de vinculación dominante en determinado punto del desarrollo depende de la etapa psicosexual correspondiente. Freud describe las etapas psicosexuales Oral, Anal, Fálica, Latencia y Genitalidad.

















En cada etapa la sexualidad se refiere al tipo de relación que el sujeto establece con sus objetos. La etapa es una metàfora de la dinàmica que existe en la relación, la función que cumple el objeto, y el uso que el sujeto le da. Por ejemplo, una sexualidad Oral no se refiere específicamente al predominio del sexo oral (felatio), sino a un tipo de relación que busca llenar vorazmente un vacío propio a través de "devorar" al otro, no se toma en consideración a los demás en la experiencia de satisfacción. 


Dentro del marco del desarrollo, observamos este tipo de sexualidad y vínculo en bebés e infantes pequeños, siendo la relación con la madre, su pecho y la leche, el modelo de relación oral. Sin embargo, debido a deficiencias por frustración excesiva, gratificación excesiva o trauma, este tipo de vínculo y sexualidad puede quedarse "fijada" en personas adultas, quienes seguirán patrones de relación e interacción de este tipo. Por ejemplo véase el Caso del Hombre de las Ratas.

Si bien en cada uno de nosotros dominan ciertos rasgos y características de estas formas de sexualidad y vínculo, en general podemos ser flexibles y utilizar distintas formas de relacionarnos y funcionar a nivel psíquico. Cuando esta flexibilidad se ve limitado o impedida, se hacen evidentes los signos de fijaciones, es decir de conflictos en la sexualidad a nivel psíquico.

Son esta serie de conflictos en la sexualidad a nivel psíquico de las que el psicoanálisis da cuenta y ofrece tratar. Es en estos conflictos con la sexualidad infantil (en el sentido de lo expuesto anteriormente) dónde Freud y sus seguidores descubrieron el funcionamiento de lo inconsciente, y es en dicho nivel dónde el psicoanálisis tiene sus efectos como forma de tratamiento, ayudando a desanudar los conflictos sexuales inconscientes. Véase ¿Qué es el psicoanálisis?

sábado, 1 de febrero de 2014

¿Cómo funciona el psicoanálisis?

El tratamiento psicoanalítico funciona esclareciendo cómo los factores mentales y emocionales inconscientes influyen en las relaciones actuales y en los patrones de comportamiento de las personas. 

A través de este tipo de tratamiento se ayuda a rastrear los orígenes históricos de la personalidad y el carácter en la vida de las personas, y permite mostrar cómo han cambiado y evolucionado a través del tiempo; así se ayuda al paciente a lidiar mejor con la realidad de la vida que actualmente lleva.

En el curso del tratamiento psicoanalítico , la naturaleza de la relación que inevitablemente se desarrolla entre psicoanalista y psicoanalizando, tendrá características significativas derivadas del "mundo interno" (mental y emocional) de las personas, mostrando cómo se relacionan con los demás para acoplarse a las distintas demandas de la sociedad. 

Esto hace posible un profundo entendimiento de estos factores inconscientes y permite trabajar en muchos de ellos que llevan a cambios deseables y significativos.

El psicoanálisis es el tratamiento psicológico más profundo en tanto permite rastrear, comprender y entonces modificar los aspectos de fondo en la estructura de personalidad, favoreciendo el mantenimiento a largo plazo de los logros alcanzados durante el tratamiento. 

miércoles, 1 de enero de 2014

¿Qué es el psicoanálisis?

El psicoanálisis es una aproximación terapéutica basada en la observación de que las personas frecuentemente no se percatan de muchos de los factores inconscientes que inciden y determinan sus emociones y conductas.

Estos factores inconscientes pueden ser una fuente importante de insatisfacción e infelicidad, que muchas veces se expresa en síntomas reconocibles como angustia, depresión, ansiedad, u otras manifestaciones como rasgos de carácter difíciles y personalidad problemáticas, en dificultades en las relaciones amorosas, familiares o en el trabajo, e incluso afectar el estado de ánimo y la autoestima.

Datos de Contacto
Psicólogo Alejandro Silva - Cd. Satélite, Naucalpan

Como estos factores son inconscientes, el consejo de familiares y amigos, la lectura de libros de autoayuda, o incluso los más determinados deseos de cambio, tenderán a fracasar en sus propósitos de proveer alivio.

El PSICOANÁLISIS, como método de tratamiento, se basa en conceptos acerca del funcionamiento inconsciente de la mente desarrollados originalmente por Sigmund Freud. Otros psicoanalistas han avanzado y desarrollado aún más estas bases a través de su experiencia y teorías.