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Mtro. Alejandro Silva Antúnez

Psicólogo y Psicoanalista

(Cédula 08720770)

Atención psicológica para adultos, adolescentes y niños.

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martes, 20 de octubre de 2015

Fobias y Crisis de Angustia

Una fobia se define como un miedo irracional y persistente que se manifiesta ante la presencia o anticipación de contacto con un objeto o una situación particular y bien identificada. Las fobias se consideran un tipo particular de trastorno de ansiedad por los síntomas que desarrollan las personas que las padecen. 

Fobias

El temor hacia el objeto de la fobia puede llevar a la persona fóbica a presentar un ataque de pánico, que es un episodio muy agudo de angustia en la que se tiene la sensación de correr un peligro de muerte y se acompaña de los síntomas físicos característicos como taquicardia, sudoración, hiperventilación, etc.

Hay dos elementos importantes que ayudan para distinguir las fobias de otro tipo de trastornos de ansiedad. El primero tiene que ver con la naturaleza exagerada de la reacción ante objetos o situaciones que racionalmente hablando, no representan un peligro real para la persona. Esta desproporción irracional en el miedo es reconocida por la misma persona que sufre la fobia, pero a pesar de ello se siente amenazada por el objeto o situación.

El segundo elemento es que el objeto de la fobia está bien identificado, es decir que se reconoce qué cosa o situación es la que despierta la angustia en la persona. No es un miedo ni una angustia generalizada, sino que está claramente asociada con algo en particular. Algunos objetos comunes causantes de fobias incluyen las inyecciones o procedimientos médicos o algunos animales como ratas o arañas. Por su parte algunas situaciones fóbicas usuales incluyen encontrarse en espacios cerrados, el temor a las alturas o a volar.

Hablando de manera cotidiana, todos tenemos ciertas “fobias”, todos sabemos que hay animales, objetos o situaciones que preferimos evitar o que nos despiertan ansiedad o repulsión, pero estas no son propiamente fobias ya que no limitan nuestras actividades. Una fobia se considera problemática cuando afecta la vida cotidiana de las personas, es decir que estorba para la realización de las actividades diarias como el trabajo o la socialización.
fobias y ansiedad
Una persona con una fobia verdadera llevará a cabo sus actividades alrededor de su miedo buscando la manera de evitar encontrarse con aquello que teme. Imaginemos que el objeto fóbico es vivido por la persona como si fuera un león hambriento come-humanos, uno haría todo lo posible por evitar un encuentro con algo tan terrorífico, incluso si evitarlo implica dar una vuelta enorme y un gasto adicional de energía, para la persona fóbica este esfuerzo adicional vale le pena.

Generalmente las fobias se desarrollan por medio de un mecanismo que en psicología se conoce como “desplazamiento”. En el caso de las fobias este mecanismo consiste en desplazar al objeto de la fobia todo el miedo y la angustia que generan otras situaciones y concentrarlas en un sólo objeto, digamos que este objeto o situación se vuelve una condensación de todos los temores de una persona. Así podemos imaginar un poco mejor lo que es vivir con una fobia, imaginemos que nuestros peores temores están representados por una sola situación o cosa, con toda razón esta se vuelve tan angustiante.

Hay algunos tratamientos para las fobias, algunos de ellos consisten en ir acercando poco a poco a la persona con los objetos de sus fobias, primero guiándola a pensar en ellos, luego a través de hablarlos, quizá después ver imágenes y videos, hasta que pueda estar en contacto con el objeto en sí mismo. 

Esto se hace acompañando a la persona y ayudándola a controlar la angustia que se va despertando en ella en cada escala del proceso. La intención es desarrollar en la persona la sensación de confianza en que puede controlar su angustia, se le brindan herramientas para hacerlo y así se le ayuda a recuperar el control sobre sí misma y que había perdido ante la fobia.

Otra alternativa consiste en descubrir y analizar cuál es el origen u orígenes de la fobia, es decir identificar y resolver la fuente de la angustia. Como se explicó anteriormente, la mayoría de las ocasiones lo irracional del miedo en la fobia es indicio de que el temor realmente proviene de otras fuentes y que el objeto fóbico sólo es aquel donde se desplazó. 

La ventaja de este enfoque es que ayuda a resolver la angustia desde el origen, evitando que vuelva a manifestarse ante otra cosa o situación.

Texto tomado del nuevo sitio www.alejandrosilva.mx

domingo, 8 de marzo de 2015

Dolor emocional: ¿Por qué nos duele el rechazo?

¿Qué es el dolor emocional?

El dolor emocional se refiere al displacer que experimentamos internamente ante eventos que lastiman nuestra propia imagen, nuestra autoestima o que nos provocan sentimientos desagradables como el desamor, la decepción, el rechazo o similares.

El dolor físico que nos provoca un golpe o una enfermedad orgánica puede ser fácilmente ubicado en alguna parte de nuestro cuerpo, por ejemplo la piel o el intestino. Por otro lado, el dolor emocional carece de una ubicación específica en nuestro cuerpo, esta característica de ninguna manera lo hace menos real o intenso, de hecho nuestro sistema nervioso (específicamente la corteza cingular anterior de nuestro cerebro), registra el dolor de las emociones del mismo modo que lo haría con el dolor físico.

Metafóricamente se localiza al dolor emocional en un corazón roto, o en la forma de un nudo que se enrosca en la garganta. Incluso se le confunde con otras sensaciones físicas cuando no sabemos identificar nuestras emociones.

Que el dolor emocional carezca de una ubicación precisa y concreta en nuestro organismo se debe a que surge a través de la interacción que tenemos con nuestro entorno, de la convivencia con otras personas, seres y objetos en los que vertimos nuestros afectos, de expectativas, deseos y temores que construimos para invertir nuestras emociones.

El mundo exterior, la sociedad, la cultura, etc., se convierten en los proveedores y acreedores de nuestras emociones, y es cuando el flujo libre de estas se ve interrumpido por algún motivo que sentimos dolor emocional.

Hay algunos tipos experiencias que generan un dolor emocional, sin duda el rechazo es una de estas y genera en nosotros infinidad de emociones y sensaciones desagradables. Existen muchas razones por las que el rechazo no suele.

En el contexto del que estamos hablando, el rechazo se refiere a la no aceptación de un rasgo particular o a la entidad completa de nuestra identidad. La identidad es el resultado que unifica el inmenso conjunto de factores que nos hacen ser quienes somos hoy en día, a través de nuestro desarrollo vamos adquiriendo la capacidad de querer a otros y a nosotros mismos gracias a la interacción que tenemos con ellos.

En la medida en la que somos queridos, por ejemplo por nuestros padres, adquirimos la capacidad de querernos a nosotros mismos, es decir de tener cariño y cuidado por lo que somos. Esta capacidad ayuda y garantiza que podamos continuar nuestro desarrollo y que nos sintamos competentes, capaces de amar a otros y merecedores del amor de otros.

Cuando somos rechazados sentimos en riesgo nuestra confianza y nuestra aptitud de ser merecedores de amor. El rechazo corta el intercambio, previamente armonioso, de afecto entre el exterior y nosotros mismos, más aún, cuando la vivencia de rechazo es grave corta inclusive el afecto que podemos sentir por nosotros mismos y nuestra identidad, llegando a casos en los que buscamos ser otra persona o cambiar, no por convicción, sino con el objetivo de recuperar el equilibrio de cariño previamente perdido.

Uno podría preguntarse de parte de quién duele más el rechazo, una pregunta difícil de contestar por lo únicas que resultan ser las experiencias y las historias de cada uno de nosotros, sin embargo podemos tratar de dar una respuesta general y tomando en cuenta algunos contextos, por ejemplo, en términos de desarrollo el rechazo más doloroso que podemos experimentar es el de nuestros padres o cuidadores.

Una madre cuida y ama a su hijo simplemente porque es su hijo, sólo en el plano emocional dicho intercambio es parejo, pues la mamá disfruta tanto como su bebé la interacción que tienen, aunque claramente sólo el primero depende de la madre para su supervivencia.

Con nuestros cuidadores desarrollamos o no la convicción de ser aceptados y amados incondicionalmente por el sólo hecho de ser nosotros mismos, es la carga inicial de aceptación con la que partimos rumbo al resto de nuestro desarrollo. Más adelante se espera que tengamos ciertas conductas, actitudes u otras cosas para ser aceptados y queridos, por ejemplo ser amables, tener buenas notas, ser inteligentes o chistosos, etc.

rechazo social

A todos los intercambios futuros que tenemos en nuestras interacciones afectivas con otros, subyacen las pautas de relación adquiridas con nuestros padres, incluso en cuanto a la aceptación y cariño que tenemos de nosotros mismos, aprendemos a amarnos como sentimos haber sido amados por otros.

En términos de cercanía afectiva, los rechazos duelen más cuando provienen de las personas que más queremos. La razón de ello es que con quienes somos más cercanos compartimos más de nosotros mismos, sentimos que tienen un entendimiento más profundo de quienes somos y esto se debe a que confiamos más en ellos. Además el intercambio emocional es mayor, yo quiero más a esta persona que al resto y esta persona me quiere más a mí que a los demás, en esa medida es garantía de mí potencial para ser amado y para brindar cariño.

Si sufro un rechazo de alguien muy cercano, es más probable que sienta que rechaza más aspectos de mí puesto que los conoce, o que los aspectos buenos míos no sean suficientes para compensar los que no lo son y causan el rechazo. Dicha persona, por su cercanía, tiene el potencial de cambiar la percepción que tenemos de nosotros.

Sin duda el rechazo genera una de las experiencias más dolorosas en términos emocionales, el rechazo de alguien más hacia nosotros resulta doloroso por sí mismo, máxime cuando esta persona es significativa para nosotros, sin embargo lo más grave es cuando el rechazo proviene de nosotros mismos, como si hubiésemos hecho nuestras las opiniones negativas que otros tienen sobre uno mismo, o no hubiéramos podido cargar suficiente batería para aceptarnos. En estos casos, el dolor emocional que genera el rechazo se experimenta de manera continuada.

lunes, 5 de enero de 2015

Selfies y Narcisismo: La identidad a través de otros

A continuación comparto con ustedes el trabajo que tuve oportunidad de presentar en el VII Congreso de Psicoanálisis de la Sociedad de Psicoanálisis y Psicoterapia de la SPM que se llevó a cabo en la Ciudad de México el día 25 de octubre de 2014. El enlace original del artículo es: http://alejandrosilva.mx/narcisismo-y-las-selfies-la-identidad-traves-de-otros/

En 2013 el término “selfie” fue nombrado como la palabra del año por el Diccionario Oxford que la define como “Una fotografía que uno se toma a sí mismo, típicamente con un teléfono inteligente o una cámara web y se comparte a través de redes sociales”. El uso del término selfie se incrementó en un 17,000% del 2012 al 2013 y actualmente hay más de 183 millones de fotografías etiquetadas como selfie en Instagram. (Oxford Dictionaries Blog)

Es evidente el aumento exponencial en el uso y difusión de las selfies, sin duda la plataforma tecnológica que permite que estasfotografías sean tan sencillas de producir y difundir ha favorecido este fenómeno, sin embargo también es claro que si esta plataforma se ha creado y robustecido, ha sido para responder a un deseo por tomar ycompartir imágenes de uno mismo en la red. ¿Qué motivación tenemos para ello?

Algo característico de las selfies es que el protagonista de la toma somos nosotros mismos, el entorno que nos rodea sirve de contexto.Somos nosotros mismos en una playa, presentando en un congreso, en el gimnasio, con alguna celebridad, cocinando, etc. Que las selfies se traten de nosotros mismos dice mucho sobre la motivación que subyace a este fenómeno, se le conoce como narcisismo a la investidura libidinal del yo.

Tomar y compartir una selfie es una manera de decir “este soy yo”, la imagen reflejada en la pantalla del celular sintetiza en una toma algo de nuestra identidad, a partir de dicha fotografía se puede decir algo acerca de nosotros. El reconocernos a nosotros mismos a través de una imagen unificadora es un logro fundamental del estadio del espejopuesto que abre la posibilidad al sujeto de tomar a su propio yo como objeto de amor.

Este proceso puede observarse entre los 6 y 18 meses de edad cuando el pequeño aún sumido en la impotencia propia de la inmadurez biológica con la que nace el humano asume con júbilo su imagen en el espejo que le refleja la forma total de su cuerpo, su yo. El júbilo con que se asume dicha imagen se debe al contraste de la experiencia fragmentada que el bebé vive de sí mismo antes de identificarse con la imagen armónica e integrada con que la es devuelto su reflejo.

En este orden de ideas, la consolidación del narcisismo es un logro fundamental para el equilibrio psíquico y marca un punto de inflexión respecto al caos y la fragmentación previos. Esta imagen del espejo se origina gracias a la mirada y al deseo del Otro, en este caso la madre. Nos identificamos a partir de lo que ella o quien ejerza su función refleja y reconoce de nosotros, con base en dicho reflejo comenzamos a definir lo que somos, generándose la matriz para futuras identificaciones. Nos conocemos a nosotros mismos a partir de otro.

Una carencia importante en el espejeo puede provocar una pobre integración de la identidad en un sujetodebido a la falta de investidura libidinal quefacilite la integracióndel yo. La difusión compulsiva y masiva de selfies puede deberse a una falla en este proceso. En estos casos las selfies podrían tener la función de “adhesivo”libidinal y ser un intentoparacontrarrestar la angustiante sensación de fragmentación como la que acompaña al bebé cuando se vive presa indefensa frente a la pulsión de muerte, el caos antes del yo.

Si para ser y existir necesito la mirada de otros que libidinicen mi yo, quizá pueda conseguir la sensación de existencia y de ser visto invadiendo el espacio virtual con imágenes mías. De manera paradójica quizá lo que muestren sea justamente la fragmentación de su identidad a través de la multiplicidad de imágenes suyas en la red. La imposibilidad de organizar la propia experiencia de manera coherente y cohesiva puede señalar una falla básica la integración del sí mismo.

Quizá el aumento en el uso de las selfies también pueda deberse a la dificultad que actualmente experimentamos en nuestra sociedad para procesar e integrar tantos estímulos que recibimos del mundo externo. La imagen, y no la palabra,sería el nuevo organizador de la experiencia, en este sentido la selfieviene a sustituir a la conversación para expresar cómo la pasé en equis lado, perdiéndose mucho de la expresión e intercambio de los significados de la experiencia.

Por supuesto que no todo aquel que se toma y publica selfies sufre de una angustia de fragmentación y necesita encontrar miradas que le ayuden a integrar su yo. El hecho de compartir una selfie no dice mucho por sí mismo y sólo adquiere sentido en función de lo que signifique para la persona en el momento en que la comparte.

Partiendo de la premisa de que una selfie es una representación de nosotros mismos que se comparte con otros, pienso que debemos buscar su significación en el campo intersubjetivo.Por ejemplo, lo que una persona considera como un atributo de valor del sí mismo, dice mucho sobre cómo ha sido mirada esa persona por sus otros significativos y lo que en su reflejo ha reconocido como valioso de sí mismo, es decir que podemos observar cómo ha introyectado la relación con sus objetos idealizados en la manera en que se relaciona consigo mismo y con los otros que afirman o niegan su valoración narcisístico.

Una de las motivaciones del sujeto puede ser la de encontrar su yo-ideal en la mirada de los demás, este es el deseo narcisista, que en esencia consiste en sentirse único, diferente y superior a todos los demás. Recordemos que la imagen unificada con la que nos identificamos en el estadio del espejo es eso, un espejismo de lo que quisiéramos ser, este Yo-Ideal siempre tendrá esa característica de ficción e ilusión pues es fundado en la relación entre la madre idealizada que a su vez idealiza a su bebé.

Una selfie en un restaurante nuevo y muy elegante puede adquirir significados distintos dependiendo de cada sujeto. Para unos el valor narcisista depende de que se les reconozca su capacidad económica para asistir a dicho lugar, habrá otros que se acerquen a su yo ideal sólo bajo la condición de que se les reconozca como gourmets por su buen gusto por la comida, o por conocer los lugares de vanguardia. Incluso habrá aquellos que se reconozcan valiosos si son representados como sociables al compartir el momento entre amigos.

En términos del deseo narcisista, el sujeto va a buscar recibir a través de la mirada de los otros el reflejo de la imagen que representa a su yo ideal.La herida narcisista es intolerable pues excluye al sujeto del deseo del otro. La lógica del Edipo responde al deseo de ocupar un lugar de privilegio para el otro, hay uno que elige y dos que pueden compararse. 

Mientras el sujeto se encuentre en una lógica de exclusión, la rivalidad con el tercero por la preferencia del otro, da lugar al triunfo o a la derrota narcisista. O yo o el otro. Los atributos que posea determinado sujeto se representan como medios para alcanzar dicho deseo.

Quizá esto sirva para explicar por qué a pesar de que el ángulo en que se toman la selfies es tan desfavorable para la estética de la persona, hay quienes se empeñan tanto en salir perfectos en ellas, quitando la espontaneidad del momento que capta la esencia del instante fotografiado.Exijen para sí mismos un nivel de perfección que los coloque por encima de los demás, única garantía de ocupar un lugar para el otro. Exigencia que probablemente vivenciaron en la relación intersubjetiva con sus objetos, la demanda de perfección como condición para ser mirado y considerado por el otro.

Sólo más adelante en el desarrollo se incorpora a un tercero que también es deseado por el otro, el sujeto y los otros tienen funciones y ocupan posiciones frente a los demás: que la madre sea pareja sexual del padre, ya no excluye que el hijo varón pueda tener la suya. Los atributos propios son vividos como aspectos que enriquecen nuestra identidad, no como unidades a partir de las cuales se puede hacer un juicio totalizante acerca del sujeto.

El desarrollo de la identidad prosigue su camino a través de futuras identificaciones, la imagen con la cual buscamos identificarnos es aquella hacia la que se dirige el deseo del otro. Primero el yo-ideal del espejo, luego es el rival Edípico quien concentra el deseo del otro y con el que deseamos identificarnos, y así sucesivamente.

Finalmente somos lo que somos, seguimos anhelando fusionarnos con aquella imagen idealizada que creímos ser, sólo que ahora tenemos formas más complejas  y maduras pues nos hemos inventado miles de actividades, de proyectos y de objetos a través de los cuales esperamos y a veces conseguimos recortar esa distancia, a nuestro favor digamos que somos el ideal que hace varios años anhelábamos ser y que ahora disfrutamos de muchas más cosas de las que antes podíamos disfrutar.

De vez en cuando surgen nuevos de atajos que creemos podemos tomar, las selfies pueden ser eso, pero también mucho más. Por lo pronto permítanme tomar una selfie.